jueves, 2 de marzo de 2017

ARTÍCULO DE OPINIÓN. TÁRBENA Y SUS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS por Leopoldo Bernabeu


La incomprensible carrera que inician algunos políticos por colgarse medallas, les ciega de tal manera que ni siquiera se paran un instante a observar que los premios son de arena. Casi cada día nos obligan a cientos de profesionales que nos dedicamos a esta ingrata pero reconfortante labor de informar, a sentarnos delante de la máquina de razonar y recordarles que lo que están a punto de hacer es otra barbaridad de las suyas, una acción sin sentido que sólo la justifica en el odio recalcitrante y personal acumulado durante decenas de años entre vecinos. 

Es así de triste y real y no hay punto de la geografía donde no suceda, muy pocos se escapan a esta sinrazón humana. No hay semana que no les recuerde que todos somos culpables de esta calamidad cuando decidimos, cada cuatro años, volver a confiar nuestro voto a los mismos de siempre porque no hemos sido capaces de crear algo mejor, ni impedimos que quemen de inmediato a quien lo intenta. 

Este es el atropello que está a punto de cometerse en Tárbena, donde un pacto político de los que nadie entiende entre populares y socialistas, nacido de la irracionalidad más absoluta, busca pasar a la historia de su pueblo como aquellos cuatro valientes que fueron capaces de cerrar la principal fuente de riqueza turística del pueblo, el restaurante casa Pinet. Hace dos años un grupo independiente ganó las elecciones en ese pequeñito pueblo de la montaña alicantina, paraíso natural de la marina baja, pero la más absoluta irracionalidad, bien regada del odio acumulado durante años, generó lo que pocos conocen ni en esta comarca ni en la comunidad valenciana, que tres concejales socialistas convirtieran en alcalde al único concejal del partido popular. Todo con tal de que no gobernara quien el pueblo había decidido con la mayoría de apoyos, aunque insuficientes como para evitar pactos con el diablo. Un nuevo capítulo de la política de la sinrazón y los acuerdos que nada bueno producen.

Fabricado el monstruo ya sólo tocaba ponerse manos a la obra para cometer las felonías, y cual mayor para pasar a los anales de la historia que luchar para destruir el emblema, la marca más potente que el pueblo jamás haya tenido, la referencia histórica que miles de ciudadanos buscan cada año, el principal motor turístico. Nada bueno se puede esperar del Frankestein político que acababa de nacer.

Ayer pude hablar con el que todavía es primer teniente de alcalde y que será, pásmense, el próximo alcalde en unos días, y no fue capaz de aclarar en ningún momento cual es el verdadero motivo del empecinamiento cainita que les lleva a no querer llegar a un acuerdo con Casa Pinet que la ley perfectamente permite. Tan sólo repetía, como loro enjaulado, que el local que ocupa el restaurante es público y quizás, así lo dijo, el día de mañana le pueda hacer falta al ayuntamiento. Nada dijo de que esa propia casa consistorial, que apenas pisan a lo largo de la semana los cuatro concejales del equipo de gobierno porque nada tienen que hacer, es tan grande que se pierden cuando se buscan, infrautilizada, como otros tantos locales de propiedad municipal distribuidos por el pueblo a los que tampoco se les da ninguna utilidad. Sólo insistía este político francés acunado en Tárbena de apellido Mas, que quizás el día de mañana ese local pueda ser necesario al municipio, sin explicarnos porque no ha hecho falta durante los 44 años de historia en los que él no estaba en el pueblo y que lleva ahí haciendo grande la gastronomía local y dando a conocer Tárbena por toda España. Si fueran coherentes y no vengativos, si estuvieran mínimamente formados y no dieran la imagen de perroflautas, deberían estar preparando un homenaje a la familia Pinet, una estatua en el centro del pueblo al más ilustres de sus apellidos y habilitando una partida presupuestaria con ayuda incluso de la Diputación para reformar ese Santuario de la marina Baja que tanto prestigio da al pueblo desde hace medio siglo. Pero No, más bien todo lo contrario.


Todavía busco una sola acción positiva digna de resaltar que estos 4 jinetes de la Apocalipsis hayan llevado a cabo en estos casi dos años de legislatura. No la encuentro. Si alguien la conoce por favor avísennos. En cambio, su pretendida cacicada sí ha conseguido que políticos de la relevancia de Joan Baldoví o Cristina Almeida, además de innumerables músicos y escritores valencianos de reconocido prestigio, hayan unido sus voces a través de vídeos reclamando que se pare esta canallada que se intenta llevar a cabo. 

Me temo que han conseguido el efecto contrario, lo dicen las más de diez mil firmas que ya se han recogido y que han colocado de nuevo a Tárbena y a Casa Pinet en el centro de la opinión pública, absolutamente indignada con el proceder de estos políticos….de nuevo los políticos. ¡Cuando espabilaremos!

Ayer se cerró el último capítulo de una negociación que nunca ha existido y los 4 del patíbulo, ni siquiera llegan a 12, cerraron la carpeta en 5 minutos, nada había que hablar porque la mezcla de su incapacidad, desconocimiento y cerrazón, les impide razonar con sentido común. Y obligan a la familia Pinet a convocar una manifestación este sábado 4 de marzo a las 5 de la tarde en la plaza del pueblo, a 10 metros de la puerta del restaurante, para recordarles a estos muchachotes que su tiempo terminará en unos meses y Casa Pinet pervivirá durante muchos años más. La historia nos recuerda que el Cid Campeador ganó su última batalla después de muerto, los antepasados de Pinet ya se echaron al monte para robar a los ricos lo que después daban a los pobres y el Santuario de Tárbena no tiene un palmo de pared del que no cuelguen los legajos de una vida de lucha. Por lo tanto, nada es nuevo en el espíritu de lucha y sacrificio de esta familia.

El partido socialista de Tárbena, el mismo que Pinet hizo grande en la comarca y que después lo enterró en vida declarándolo muerto con certificado de defunción incluido, quiere ahora escribir su último capítulo de terror, intentando cerrar el restaurante que le da nombre al pueblo. Esto nada tiene que ver con la política, esto es pura venganza que viene desde hace años. La herencia de padres a hijos. Los cachorros de ahora intentan conseguir lo que los lobos de antaño no culminaron. Es tal el espectáculo que han conseguido que hasta el actual alcalde, la marioneta del PP que sustentan las descontroladas y sedientas hienas socialistas, ha dicho que él se va en 15 días y que los demás se apañen. Así de triste llega a ser todo este serial. Pero como somos los ciudadanos los que votamos a esta clase de políticos, somos los ciudadanos los que tenemos que luchar durante cuatro años contra sus decisiones. Nosotros los creamos y nosotros los padecemos. Nos queda el consuelo de que sólo nos equivocamos cada cuatro años.

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