jueves, 10 de marzo de 2016

El escrache de la alcaldesa de Barcelona a los militares en el Salón de la Enseñanza confirma un carácter sectario que no ha llegado al poder para moderarse, sino para que se note.

El escrache de la alcaldesa de Barcelona a los militares en el Salón de la Enseñanza confirma –por si los antecedentes no lo hacían– un carácter sectario que no ha llegado al poder para moderarse, sino para que se note. 
Al recorrer este miércoles una feria educativa, Ada Colau dejó claro a los dos uniformados que atendían el estand que las Fuerzas Armadas no son bienvenidas allí. Rodeada de focos de periodistas, consciente de que la escuchaban, se dirigió a uno de los oficiales: “Ya sabes que nosotros preferimos como ayuntamiento que no haya presencia militar en el Salón”. Casi sin detenerse, justo antes de darles la espalda, les dijo que era mejor que no estuvieran en la feria, “por lo de separar los espacios”. Este vídeo de Europa Press TV registra el momento. Fíjate en el código no verbal de la alcaldesa. Observa, por contraste, la compostura de los oficiales; poco después, estos comentarían que no hay nada que comentar, salvo el respeto por las palabras de la alcaldesa. Impecables, hasta en el modo de limpiarse el salivazo.
Las Fuerzas Armadas ofrecen una formación de prestigio y una opción de carrera profesional para miles de jóvenes. Quizá no sea un porvenir tan rentable como pasar de actriz fallida a organizar escraches, para acabar de alcaldesa, pero al menos, sabes que estás sirviendo con algo tangible: nada menos, que proteger la libertad de la que disfrutan los demás. 
Gracias a la formación y la vocación militar, hasta Ada Colau puede ser alcaldesa y darse los lujos del despotismo y la desconsideración. Si hay una institución acreditada para estar una feria de la educación es justamente las Fuerzas Armadas. A la de Barcelona va desde hace años. La actitud de los dos oficiales ante la malcriadez de la alcaldesa explica mucho mejor que ningún folleto o vídeo del estand lo que la carrera militar puede hacer por la formación integral de un joven.
El Ministerio de Defensa respondió al incidente por medio de un portavoz anónimo, citado en este despacho de Europa Press Noticias. Lamenta que la alcaldesa no se quedara a visitar el estand. ¿No tiene nada que añadir el ministro? La humillación a dos oficiales, ¿no merecía una respuesta un poco más seria y cualificada?
La alcaldesa dice que quiere “separar los espacios” de lo militar y lo civil. Las armas y la democracia no deben mezclarse. Es la lógica del apartheid que la extrema izquierda sigue para segregar a  los indeseables. Los cristianos y la democracia no deben mezclarse. Los votantes del PP y la democracia no deben mezclarse. Los ricos y la democracia no deben mezclarse –con la única excepción de los ricos de izquierda, que sí son demócratas. Los provida y la democracia no deben mezclarse. Los fans de Justin Bieber y la democracia no deben mezclarse… (Espera un momento, quizá esto último merezca considerarse un poco mejor) Solo los escraches, mear en la calle, ocupar edificios y colocar a tus parientes debe mezclarse con la democracia.
Ah, y las FARC. Las FARC colombianas también deben mezclarse. Su modelo de militarización terrorista de la sociedad sí puede identificarse con Barcelona. Es incluso obligatorio para los contribuyentes hacerlo.
El Ayuntamiento de Barcelona patrocina la página web de la Agencia de Prensa Rural, el órgano de propaganda de las FARC. Mira lo que he encontrado al pie de esta página. Son las instituciones que “auspician y respaldan” la web del conglomerado terrorista: Ayuntamiento de Barcelona, Asociación Catalana per la Pau y el sindicato independentista Intersindical CSC, entre ellas.  
¿Qué dice el Ministerio del Interior de estos sorprendentes vínculos de la extrema izquierda y el independentismo catalán con las FARC? ¿Y el Ministerio de Exteriores? ¿Sigue España defendiendo en los foros internacionales solidaridad con las víctimas de ETA, mientras el Ayuntamiento de uno de los principales municipios del país “auspicia y respalda” a una de las organizaciones terroristas más sanguinarias del mundo? ¿Piensa hacer algo el Grupo municipal del PP en Barcelona para averiguar qué recursos de los contribuyentes van a parar a las FARC?
Abusar del cargo como si la ciudad fuera una granja autogestionaria y la alcaldesa, el capataz del sindicato que decide quién ordeña y quién retira el estiercol, es justo la clase de cosas que están haciendo de Barcelona la última comuna decimonónica de Europa, solo que con esperpento en lugar de heroísmo, y con Dolors Miquel a falta de Paul Verlaine.– V. Gago
Fuente: Actuall [Con información de La Vanguardia, El Periódico, Europa Press TV, Europa Press Noticias, El Mundo, Libertad Digital y Actuall]





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