ARTÍCULO DE OPINIÓN. Nadie se fía ya de nuestros políticos, ¡que lamentable!

Supongo que no descubro nada cuando reafirmo, últimamente de manera insistente, que el problema ni es la ideología ni siquiera la mal llamada casta política, son, sencillamente, las personas. 

 

Aquellas que alegremente elegimos cada cuatro años para que nos representen y decidan por nosotros donde, como, cuando y en qué se van a gastar los impuestos que nos recaudan y que a la mayoría de nosotros nos cuesta sangre, sudor y lágrimas ganarlos. Hace ya muchos años un amigo me dijo cuál era la diferencia entre pobres y ricos, los primeros dedican la mayor parte del día a trabajar y muy poco tiempo a como se hace eso de ganar dinero. Justo lo contrario de lo que hacen los segundos. Si toda la clase media dedicáramos un poquito de nuestro tiempo a examinar y averiguar a quienes vamos a votar cuando llegan las elecciones, luego no tendríamos que emplear cuatro larguísimos años en lamentar de nuevo nuestra elección. Pero no lo hacemos, de ahí que tengamos que adaptarnos a las barbaridades que vemos cada día.

Acabo de leer que los directivos de Ikea, esa empresa que además de ser una gran multinacional parece que conlleva el éxito allá por donde pasa, y que lleva tantos años queriendo instalarse en la ciudad de Alicante como años lleva el polígono industrial de Benidorm sin desarrollarse, le dijeron al vicealcalde de Alicante, pásmense, que con él a solas no se querían reunir. Sus motivos tendrán, pero díganme si no es ese el peor de los desprecios que a un empresario se le puede hacer. La diferencia aquí es, de nuevo, que no se lo dicen a un empresario, sino a todo un vicealcalde, una persona elegida con el voto de los ciudadanos. ¿Cómo será el desarrollo de los acontecimientos entre los políticos de Alicante e Ikea, que los últimos no quieren reunirse con ellos sino están todos juntos?, vamos que no se fían un pelo de estos políticos. Lo fuerte, y es ese el motivo que me obliga a ponerme frente al ordenador, es que estos personajes que gobiernan la capital de Alicante, tres grupos políticos diferentes que están a la greña todos los días, son los legítimos representantes de la quinta ciudad más importante de España. ¿Me pregunto qué habrán llegado a pensar todos y cada uno de los miles de ciudadanos que hace ahora dos años decidieron darles su confianza a través del voto?. Personalmente, la respuesta de Ikea a la solicitud de esa nueva reunión, no es otra cosa que el resumen y el fiel reflejo de hasta que punto se ha deteriorado la imagen de la clase política en nuestro país. 

Les recuerdo que esta multinacional, funcionando perfectamente y a las mil maravillas tanto en Murcia como en Valencia, además de en otras muchas ciudades de España, lleva queriendo instalarse en la zona de Rabasa en Alicante desde hace muchos años, demasiados años. Pero claro, en esta provincia, en la que disfrutamos de todos los modelos en cuanto a representación política se refiere, no hemos dejado de hacer el ridículo durante muchos años, queriendo demostrar ser superiores y tener las cosas controladas, y lo que hemos conseguido es poner nuestros complejos al descubierto. Si a esto le unimos que la profesionalidad ha brillado por su ausencia y la corrupción ha campado a sus anchas por toda la geografía valenciana, Ortiz y Brugal como ejemplos, no se entonces de que nos extrañamos.

Fíjense sino la comparativa que se nos da aquí en la Marina Baja. Mientras que en Benidorm llevamos 25 largos años diciendo NO a la instalación de centros comerciales, en otra de esas demostraciones de macho alfa que no nos ha conducido a ningún lugar de mínima racionalidad, otras poblaciones de la comarca que siempre habían vivido a la sombra de la capital turística, se han ido desarrollando lenta pero organizadamente. Y no sólo se han construido centros comerciales que tal alegremente hemos rechazado en Benidorm y que hoy funcionan gracias a la compras que hacen nuestros vecinos, sino también poderosas zonas industriales que hoy son el motor económico de la comarca y fuente de empleo para miles de trabajadores. Por lo que no sólo cabe criticar la pésima visión de futuro de muchos presidentes de asociaciones y políticos que gloriosamente han dejado su impronta en Benidorm, sino aprovechar para agradecer que hayan existido otro tipo de alcaldes, con menos galones, reconocimientos y cuadros en galerías, a los que hoy hay que aplaudir pues gracias a su visión, muchos benidormenses, que paradoja, tienen hoy un puesto de trabajo estable. ¿Es o no es para que nos corran a todos a gorrazos?.

Malditos complejos los que han acompañado a la clase política y empresarial de Benidorm durante tantos años. No digo yo que sea tarde para solucionar parte del desaguisado, pero que pena me produce cuando veo lo que ha sucedido, y lo peor del asunto es que algunos de los que participaron de aquella terrible época siguen hoy en puestos de poder, por lo que a nadie le debe extrañar que sigamos viviendo asombrosas decisiones.

No vislumbro visos de unión. Ni siquiera somos capaces de cogernos de la mano para defendernos de los políticos que mandan en Valencia para que no nos sigan tomando el pelo con independencia de quien mande. Ese argumento que debería importarnos tres pepinos si de verdad quisiéramos a nuestra ciudad, es el principal muro de contención. Aquí en Benidorm están todos los discípulos, los chicos del PP, del Psoe y de Compromís, esos que nunca les van a toser a sus jefes cuando gobiernan y morder en la yugular cuando están en la oposición. Ahí tienen un claro ejemplo, la Casa de Cultura, un mamotreto empezado y dejado a medias por el PP, y para el cual Psoe y Compromís llevan dos años prometiendo soluciones, aunque según las últimas noticias, todo hace pensar que vamos a seguir teniendo mamotreto por varios años más.

Seguimos a día de hoy, incluso conociendo los varapalos que nos da la historia tras muchas lamentables decisiones, con asociaciones empresariales enfrentadas entre sí, más dedicadas a defender sus parcelas de poder mirando de reojo al vecino para ver si tropieza y tener así un motivo de alegría, que preocupadas en buscar fórmulas que consigan que la ciudad de Benidorm no siga deteriorándose en muchos aspectos que, disimulados por el inagotable éxito del modelo sol y playas, no dejan entrever que se siguen escapando verdaderos y poderosos trenes de futuro. No tenemos unos colectivos empresariales capaces de aunar esfuerzos y luchar todos a una. Lo vemos con Hosbec y lo vemos con AICO, por poner dos poderosos ejemplos.

La primera es incapaz de incorporar en su organigrama a la principal cadena hotelera de la Comunidad Valenciana con más de 9.000 camas y 2.000 trabajadores, Servigroup, con sede central en Benidorm, lo que demuestra las desavenencias en su foro interno, amén de querer controlar todo aquello donde mete el hocico, al más puro estilo de su Presidente, una persona que no es precisamente un modelo empresarial a seguir y que, lo reconozco, me sigue sorprendiendo su capacidad de engatusar y convencer a todo ese gran lobby hotelero para que le renueven en el cargo una y otra vez.

Y la segunda, la que representa al comercio, ha reconocido tarde y mal que al campo no se le pueden poner puertas, aunque algunas quiere seguir poniendo. Impedir con su obstinación y empecinamiento de tantos años, la llegada a Benidorm de un centro comercial, grandes supermercados y poner todo tipo de impedimentos para el desarrollo industrial, a lo único que ha conducido es a lo que ya he expuesto anteriormente y no voy a volver a repetir. A quienes tendrán que dar explicaciones son al progreso de la ciudad y a sus miles de trabajadores en paro.

Insisto e insistiré siempre, no tienen como principal objetivo el progreso de la ciudad, sino el exclusivo cuidado de la felicidad de sus asociados. Es una visión cortoplacista y fuera de toda lucidez profesional con vistas al futuro. No son, sin lugar a dudas, los dignos herederos de aquel visionario llamado Don Pedro Zaragoza. Y así no se hace ciudad. Es aquello de “donde hay patrón, no manda marinero”. En Benidorm, después de Don Pedro, un ilustre alcalde que a algunos les produce sarpullidos oír hablar de él, no hemos vuelto a tener patrón digno de este barco, por lo que los marineros van cada uno a lo suyo. Menos mal que el clima, el sol y las playas, consiguen que el mar nunca esté revuelto y consiguen con ello que esta lamentable clase política que comanda este impresionante portaviones de nombre Benidorm, crea que sabe dirigir el barco. Absolutamente alucinante la suerte que tenemos. Espero que no tengamos que ver que sucede el día que se produzca una marejada de las de verdad.

Benidorm es una ciudad que ha día de hoy no tiene un hospital público ni un palacio de congresos, amén de tener a cientos de sus alumnos en barracones y las arterias principales de la ciudad totalmente deterioradas. Y todo ello, siendo el motor turístico por excelencia de una comunidad que vive del turismo y una fuente de recursos, vía impuestos, para las arcas comunitarias que en absoluto nos devuelve en inversiones lo que nos corresponde. Pero tranquilos todos, nuestros políticos siguen mucho más preocupados en mirarse sus propios ombligos y tener sus minutos de gloria en cada pleno demostrando lo bien que defienden a los suyos, pero incapaces de darse cuenta de que en el fondo lo que hacen sus superiores no es otra cosa que reírse de nuestra ridículas cuitas. Mientras Ikea dice a los políticos de Alicante que no se fía de ellos, a nosotros nos amenaza la Generalitat con no terminar la casa de Cultura mientras se siguen agotando los plazos del ultimátum que nos dio la empresa para que se inicie el Centro Comercial de Benidorm. Estoy seguro que mientras tanto, algún alcalde avispado de la comarca, con menos galones y menos interés de focos mediáticos, ya está trabajando para sacar rédito de todo esto e intentar traerse Ikea y algunas otras multinacionales hasta su pueblo. Me apuesto con ustedes lo que quieran.

 

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