Tres años en infantil, seis años en primaria, cuatro años en la enseñanza obligatoria…
Pero, tras todos esos años de estudios, tras todos esos años de enseñanza obligatoria lo que aprendemos es cultura general, es decir, saber un poco de todo, así por encima, porque no soy ni la primera ni la última que memoriza el contenido de un examen y horas después ya no se acuerda ni de la mitad de lo que había estudiado, algo así como, aprendérselo para llegar y escupirlo en el examen y ya, fin. Entonces esto cuestiona la pregunta de si nos orientan de buena forma para el mercado laboral.
Muchos jóvenes tras la enseñanza obligatoria deciden comenzar a trabajar, en cualquier sector, en el primer lugar que le llamen, pero claro… luego el adolescente que recién ha salido del instituto se enfrenta a una dura realidad: “Es que queremos gente joven, pero con experiencia”, “No tienes experiencia en nada, lo siento no podemos admitirte en nuestra plantilla” “¿Pero tu qué sabes hacer?”, “Lo siento, solo queremos gente con experiencia”. Muchas veces he escuchado estas frases, y te lo dicen a ti, que acabas de cumplir la mayoría de edad hace tan sólo unos meses. Y entonces te planteas si la experiencia laboral está relacionada con el abandono de los estudios, de la enseñanza, de esa cultura general que te enseñan durante tanto tiempo. Me cuestiono ese momento en el que a una persona de 18 años le dicen que necesita tener un año de experiencia o incluso más… Actualmente, en la mayoría de los trabajos, buscan gente con cierto perfil, a mi parecer, un joven no puede tener experiencia si no le dan la oportunidad de tenerla, es decir, no puede saber del sector si nunca ha tenido la oportunidad de aprender, de conocer y claro, de trabajar. Entonces me planteo que el problema o está en la persona por no saber ingeniárselas y encontrar un trabajo o del sistema educativo por no saber orientarnos.
Cuando tras varios intentos, se encuentra el primer trabajo, el joven está expuesto a varias condiciones como lo son las largas jornadas de más de ocho horas, las cuales posteriormente esas horas de más, no se pagarán. Propinas destinadas a un bote común para todos los trabajadores, que no se cobraran en ningún momento, o apenas tener tiempo de descanso para simplemente, comer. Todo esto a cambio del salario mínimo que actualmente se está dando en España que son 735,90 euros un 4% más que el año anterior.
Por otro lado, si tras varios intentos el joven no ha conseguido ningún trabajo de forma legal, lo hará de la otra forma que le queda, que es de manera ilegal. Trabajos sin contrato para poder ahorrar en seguridad social, los pagos mensuales con dinero negro, es decir, un dinero que se mantiene oculto a la hacienda, etc. En algunos casos, peores condiciones laborales debido a que al no tener contrato, pueden despedir a la persona en el momento que quieran, ya que no tendrán que pagar ningún tipo de “finiquito”. Al no tener seguro, cualquier accidente dentro del trabajo, no será pagado ni atendido, sin ningún tipo de protección sobre el trabajador.
Por otro lado, están los estudiantes ya con cierta edad, esos que están ya en la universidad, los cuales saben distribuir tan bien su tiempo, que pueden estudiar y trabajar a la vez. Totalmente admirable. Pero la cosa no queda aquí, debido a la situación que se enfrentan de tener que ayudar a sus padres para poder costearse sus propios estudios, algunas empresas se aprovechan de la situación, de forma que “explotan” al trabajador, en este caso el estudiante, el cual debe soportar de jornadas más largas que las ocho horas y con horas extras sin pagar.
Es evidente que a la hora de encontrar un puesto de trabajo sea un hecho complica a cualquiera por todas las condiciones que piden, pero si aun así, sumamos todas las expuestas anteriormente, la dificultad es aun mayor. Por ello, como diría Juan Miguel Hernández Cruz: “El conocimiento no vale si no se comparte”.
Vannia Alvarado
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